Las empresas dedicadas a la fabricación de alimentos y bebidas, e incluso medicamentos, tienen como prioridad la salud y seguridad de sus clientes. Cumplir altos estándares de saneamiento e higiene es indispensable desde la producción hasta el momento en que los alimentos llegan al usuario final. El uso de lubricantes para maquinaria de alimentos es crucial para garantizar la eficiencia, sin embargo, puede haber contaminaciones, por lo que es vital que seleccionen el lubricante adecuado con la consideración de las regulaciones que deben cumplirse para garantizar la inocuidad alimentaria.
¿Qué lubricantes deben utilizarse?
Las empresas de alimentos no pueden usar los lubricantes industriales que se utilizan comúnmente en las maquinarias usadas para otras producciones, tienen que inclinarse por un tipo específico que recibe el nombre de lubricante de grado alimenticio. Considerado también como aceite de contacto incidental, se diseña específicamente para cumplir con las estrictas normativas en el sector.
Para la creación de los lubricantes para maquinaria de alimentos se utilizan aceites base, espesantes y aditivos de rendimiento, los cuales se miden y controlan para lograr porcentajes específicos en las formulaciones generales. ¿Por qué es esto tan importante? Inclusive si en los procesos se aplican medidas y un alto nivel de cuidado y diligencia, la transferencia en pequeñas cantidades de lubricante sobre las superficies de alimentos o empaques es bastante probable.
Si ocurren los contactos, la empresa responsable tendrá que determinar la seguridad de sus productos y si son o no aptos para la distribución, lo que a la vez podría derivar en una serie de medidas drásticas, por ejemplo, eliminación del producto o, en el peor de los casos, enfrentar demandas por omisión. El uso de lubricantes de grado alimenticio, por fortuna, les permite evitar errores costosos y asegurar la máxima inocuidad en sus procesos.
Un factor cada vez más importante para proteger la salud y la seguridad de los consumidores es el control de alérgenos. La industria alimentaria enfrenta diversos desafíos, entre los que destaca el cumplimiento de los requisitos internacionales para el etiquetado y control de alérgenos. La buena noticia es que los lubricantes de grado alimenticio toman en consideración la cuidadosa trazabilidad y control de los ingredientes, lo que significa que sus proveedores pueden confirmar la presencia o ausencia de las sustancias alergénicas más comunes. Esto, a su vez, elimina la posibilidad de que el lubricante sea una fuente potencial de contaminación por alérgenos.
Las normas de seguridad alimentaria evolucionan constantemente y las que se aplican en nuestro país no son la excepción. Las Normas Oficiales Mexicanas que regulan la producción e inocuidad alimentario y que se relacionan con el uso de lubricantes para maquinaria de alimentos son la NOM-120-SSA1-1994: Bienes y servicios, prácticas de higiene y sanidad para el proceso de alimentos, bebidas no alcohólicas y alcohólicas, y la NOM-093- SSA1-1994: Prácticas de higiene y sanidad en la preparación de alimentos que se ofrecen en los establecimientos fijos.
Su finalidad es, entre otras cosas, proteger a los consumidores al operar con maquinarias de uso rudo con el fin de garantizar un estándar de seguridad que se mantenga con rigor. Las instalaciones deben considerarlas e implementar un sistema de seguridad alimentaria que incluya un análisis de peligros y métodos preventivos.
Su aplicación permite que los riesgos se prevean, reduzcan o eviten, y pueden abarcar procesos, controles de alérgenos alimentarios y saneamiento, cadenas de suministro y planes de retiro. Las empresas de alimentos deben garantizar que se respeten las medidas de seguridad y control en sus respectivos mercados, lo cual se traduce en un mayor escrutinio y alta calidad. En este proceso que busca la inocuidad, el uso de lubricantes de grado alimenticio registrados es la opción de mayor conveniencia.
¿Qué tipos de lubricantes de grado alimenticio hay?
Los lubricantes industriales de grado alimenticio tienen que tratarse como aditivos alimentarios, si se considera que es inevitable que haya contacto de ellos sobre los alimentos durante la cadena de procesamiento. Los contactos pueden derivar de fugas, lubricaciones excesivas de los equipos, aplicación negligente durante el mantenimiento, entre otros. Los aceites pueden certificarse y considerarse de grado alimentario, cuando en caso de contaminación por accidente, se encuentre en una porción menor de 10 mg por kg de producto, y cuando el porcentaje no represente un peligro para el cuerpo humano o altere el sabor y olor del alimento.
Los lubricantes adecuados para instalaciones dedicadas a la producción de alimentos y bebidas son registrados en la NSF, una organización internacional e independiente que también registra otros productos para compuestos no alimentarios, por ejemplo, limpiadores, selladores, entre otros químicos. Comprende diversas clasificaciones de lubricación de calidad alimentaria que el sector debe comprender:
H1
Se trata de lubricantes inodoros, insípidos e inertes, los cuales son adecuados para contactos accidentes o imposibles de evitar sobre alimentos. Se diseñan para ser utilizados en equipos como bandas transportadoras, mezcladoras y bombas, además para procesos como cocción, mezclas, enlatados, cortes, pelados, rebanados, embotellamiento, manipulación, entre otros. En las áreas donde se preparan las bebidas y alimentos, el uso de los aceites H1 posibilitan eliminar contaminantes potenciales.
Las sustancias peligrosas implicadas en las aplicaciones diversas pueden representar un riesgo para la salud pública, por tal motivo, la elección de lubricantes de esta calidad no solo reduce las contaminaciones, también asegura el rendimiento y el aumento de la vida útil de las maquinarias. Los aceites H1 son seguros para el consumo humano en pequeñas porciones, sin embargo, es crucial elegir uno de un fabricante reconocido y confiable. Las formulaciones utilizadas como aceites, antiadherentes o anticorrosivos, deben emplearse en cantidades mínimas para lograr la función requerida.
H2
Consisten en lubricantes industriales considerados de grado alimenticio, sin embargo, su uso no es específicamente seguro para alimentos. Se recomiendan para las maquinarias que no tienen contacto directo con los comestibles, por ejemplo, carretillas elevadoras, además, en lugares donde no hay posibilidad de que ocurra un contacto. Los aceites registrados por la SNF como H2 tienen que cumplir con estrictas pautas toxicológicas, y no deben poseer rastros de mutágenos, carcinógenos, teratógenos, ácidos minerales y metales pesados, por ejemplo, arsénico, mercurio, plomo, antimonio, selenio y mercurio.
En realidad no hay una lista precisa de los elementos y aditivos que son agrupados en esta clasificación, y generalmente cualquier lubricante de uso industrial es considerado bajo ella, con excepción de los señalados en la guía del NSF. Las formulaciones tienen que evaluarse con cuidado para evitar aquellos componentes inaceptables por motivos toxicológicos.
H3
Se trata de aceites solubles, los cuales se usan para evitar la corrosión en diversas piezas de metal, por ejemplo, bandas transportadoras, ganchos y carretillas. Los equipos y artículos tratados con lubricantes H3 tienen que limpiarse con un trapo o con agua antes de que entren en contacto con los alimentos. Comúnmente son aceites comestibles y seguros para el consumo humano, además, son biodegradables. Suelen componerse por los siguientes productos:
- Aceites comestibles, por ejemplo, aceite de soya, maíz o semillas de algodón.
- Aceites minerales.
- Sustancias Gras.
Hay fabricantes de aceites que consideran sus productos «de grado alimentario», sin embargo, es importante que sepan solo los que poseen la certificación NSF H1 pueden utilizarse de manera segura en la industria alimentaria. En el campo de la tribología se han realizado avances tecnológicos notables, y han conseguido lubricantes sintéticos para industria en Querétaro H1 que igualan e incluso superan el rendimiento de los tradicionales.
Todos los aceites tienen que brindar una excelente lubricación en los pares metal-metal, y deben cumplir con una serie de exigencias, por ejemplo, propiedades de alta presión, anti-desgaste, resistencia a altas cargas, inhibición y estabilidad a la corrosión, resistencia a altas temperaturas, compatibilidad con juntas, etcétera. Tiene que soportar niveles considerables de contaminantes, por ejemplo, líquidos procesados, vapor, entornos ácidos, azúcares, entre otros presentes durante la producción de alimentos.
Existen lubricantes que, además de las propiedades señaladas, son bioestáticos, lo que ayuda a evitar que se generen entornos propicios para la proliferación de hongos y bacterias. Poseen agentes antimicrobianos aprobados, de suma conveniencia en industrias alimenticios que operan con altos niveles de humedad.
Los lubricantes de grado alimenticio no son biodegradables. La biodegradación necesita de bacterias y agua, los cuales se hallan en altas cantidades en los procesos alimentarios, por fortuna, los lubricantes integran biocidas que pueden evitar este problema. Sin embargo, no deben desecharse en el medio ambiente y tienen que procesarse al igual que otros aceites de uso industrial.
Los lubricantes minerales consisten en aceites blancos tipo farmacéutico o técnicos, mientras que los sintéticos se elaboran con base en poliaquileno, polialfaolefinas y se utilizan en entornos con altas temperaturas. Para mejorar el rendimiento de los aceites base, se utilizan aditivos en la formulación.
Entre los espesantes cuyo uso está aprobado, destacan el estearato de aluminio, el complejo de aluminio, la arcilla orgánica y la poliurea. El segundo es el aditivo H1 más común debido a que puede soportar altas temperaturas y presenta resistencia al agua, que son propiedades importantes para las aplicaciones de procesamiento de alimentos. En el pasado, los aceites con espesantes de sulfonato de calcio no eran considerados como H1, sin embargo, actualmente están aprobados.
¿Qué debe considerarse al escoger un lubricante de grado alimenticio?
Las maquinas utilizadas en el procesamiento de alimentos comparten varias de las necesidades de lubricación que se encuentran en otras plantas de procesamiento de alimentos, a lo que se añaden algunos desafíos. Los lubricantes sintéticos para industria en Querétaro de grado alimenticio brindan protección contra el calor, fricción desgaste, y depósitos, pero deben diseñarse con materiales base y aditivos que cumplan con las regulaciones de la industria. La contaminación de productos alimenticios o bebidas podría costarles mucho a los fabricantes en términos de daños monetarios, tiempos de inactividad y pérdidas de clientes.
Seleccionar el lubricante adecuado para sus aplicaciones específicas es crucial para evitar que ocurran incidentes similares. Los requisitos operativos, de seguridad y de consumo final deben tenerse en cuenta durante el proceso de selección. Hay algunos criterios a partir de los cuales pueden determinarse los lubricantes sintéticos o de minerales de grado alimenticio adecuados.
Pruebas y certificaciones
La contaminación por lubricantes presenta grandes desafíos para la industria de alimentos y bebidas. Las retiradas de productos son costosas para los fabricantes y pueden hacer que los consumidores cuestionen sus productos. El uso de lubricantes de grado alimenticio que sean sometidos a pruebas rigurosas y estén certificados y registrados para cumplir con estándares estrictos de salud, desempeño y seguridad, ayuda considerablemente a evitar el riesgo potencial de contaminación.
Eliminar los riesgos de manera absoluta resulta imposible, pero comprender la diferencia entre las distintas clasificaciones de lubricantes de grado alimenticio y aditivos ayuda mucho en el proceso de selección. Es importante verificar que los fabricantes tomen en cuenta las normativas locales e internacionales, como la ISO 21469. La última fue desarrollada para ir más allá de los criterios establecidos para la clasificación H1 de contacto incidental con alimentos y se enfoca en la higiene del proceso de fabricación, para que se incluyan los riesgos biológicos, químicos y físicos.
Es importante que los fabricantes cumplan también con otras pautas, por ejemplo, tienen que proporcionar documentación que corroboren que existen controles operativos para garantizar buenas prácticas productivas, además, deben probar que no hay contaminación cruzada en su productos, o que ella cruzada sea mínima y no representa un riesgo para la salud del consumidor ni impactos adversos en la calidad del producto.
Considerar la particularidad de la aplicación
La diversidad y complejidad de las aplicaciones en la industria de alimentos no permite la existencia de un lubricante de talla única. Cada situación cuenta con requisitos únicos de viscosidad, resistencia contra la corrosión, presión extrema, antiespumante, antidesgaste, entre otros. Generalmente hay características básicas de rendimiento requeridas para cada aplicación, por ejemplo, los lubricantes para engranajes tienen que otorgar propiedades de presión extrema, mientras que un compresor de aire requiere proporcionar estabilidad y limpieza a la oxidación.
Los formuladores determinan qué aditivos se deben usar para satisfacer los requerimientos específicos de los demandantes. Aspectos como los intervalos de drenaje, cambios de filtro, monitoreo y análisis de fluidos son de ayuda para garantizar que la operación sea funcional y tenga una óptima eficiencia. Solicitar el respaldo de un ingeniero de lubricación también puede ser de mucha ayuda al momento de escoger el mejor lubricante, ya que consideran todas las variables conocidas, por ejemplo, condiciones de funcionamiento, necesidades de aplicación y de clasificación de grado alimenticio, entre otras restricciones de formulación.
Compatibilidad
Tienen que considerarse con sumo cuidado la compatibilidad de los lubricantes con los distintos materiales que se utilicen en las instalaciones de procesamiento de alimentos. Equipos como compresores, motores, cajas de engranajes, bombas, otros componentes en los sistemas mecánicos pueden estar fabricaos con distintos componentes de metal. Debe escogerse un lubricante formulado que satisfaga los requisitos específicos de uno o varios metales en condiciones de operación normales. Variables, como el movimiento de las piezas de los equipos, los niveles de temperatura que alcanzan mientras funcionan son cruciales para entender cómo tiene que actuar el lubricante dentro del sistema.
Otros componentes, como juntas, sellos, mangueras y plásticos o cauchos son igual de importantes para no afectar la vida útil del equipo. Si los lubricantes sintéticos o minerales, por ejemplo, dañan la integridad de un sello por incompatibilidad, aumentan las probabilidades de que se rompa o se deteriore por completo, además, las pérdidas de aceite por fugas pueden causar inactividad y añadir costos significativos en las operaciones.
Consideración de los materiales base
Los fabricantes de lubricantes tienen un menú limitado de aceites base para elegir al crear formulaciones para la industria de alimentos y bebidas. El aceite base es el componente principal de los lubricantes y ofrecen ventajas como:
- Optimización de la estabilidad térmica y oxidativa.
- Mejora de las propiedades de viscosidad.
- Reducción de los índices de evaporación y volatilidad.
- Disminución de las temperaturas de funcionamiento.
- Disminución del gasto energético.
Existen diversos aditivos que el formulador puede mezclar para compensar las deficiencias de los aceite base, los cuales pueden escogerse mediante diversas pautas relacionadas con la clasificación H1. Otra opción son los aditivos patentados, siempre que se fabriquen con la consideración de las normas de inocuidad alimentaria.
Contaminación
La contaminación o la posibilidad de su disminución juegan un papel crucial en la elección de aditivos y fluidos base. En ambientes en los que es probable una alta contaminación por agua, se consideran lubricantes con características de separación. En algunos casos, el uso de agua en todo el sistema es sumamente importante en todo el proceso; para ellos, los lubricantes sintéticos como los PAO, brindan las mejores características de resistencia y ayudan a evitar la corrosión.
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